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GUARDANDO SUS ORDENANZAS


Pr. Manuel Sheran


Núm 9:23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.


Este relato nos habla acerca del pueblo de Israel que salió de Egipto al ser librados del régimen tirano de Faraón por la mano poderosa de Jehová.


Durante su travesía por el desierto y rumbo a la tierra prometida de Canaán, descansaban en sus tiendas por mandato de Jehová, aunque algunas veces en desacuerdo.


Así mismo por mandato del Señor, partían para continuar su peregrinación. Esto a pesar de que las circunstancias pudieran no ser las ideales, pero, en acuerdo o desacuerdo, obedecían a la voluntad divina.


En esta etapa del relato, observaremos que el pueblo de Israel, aunque eran un pueblo obstinado y perverso, estaban deseosos de entrar cuanto antes en la tierra prometida. Por tal razón, en todos sus puestos y viajes, fueron sumisos y obedientes a la voluntad divina, como todo buen hombre debe serlo con respecto a la felicidad.


De manera que, felices son los que tienen a Dios como guía a través del desierto de la vida hasta llegar a la muerte, que en palabras de Mathew Henry: "es el oscuro callejón que conduce al palacio del rey."


Nuestro verso de hoy concluye diciéndonos que el pueblo de Israel guardo las ordenanzas del Señor, según el mandato que el Señor había dado por la mano de Moisés.


Este última parte es de gran enseñanza para nosotros. Pues nos muestra la diferencia entre una ordenanza y un mandamiento.


Esta radica en que el mandamiento es eterno mientras que la ordenanza es temporal.


En el caso específico de Israel, el mandamiento era que Israel saliera de Egipto para habitar la tierra de Canaán que Jehová les daría. Ese es un mandamiento eterno establecido por Dios en concordancia con su decreto soberano. Dios lo haba mandado y no había nadie que pudiera oponerse o rebatir este decreto. Dios estaba dispuesto a hacerlo y lo cumpliría.


La ordenanza por su parte tiene una fecha de caducidad. Y se aplica a un momento especifico en la historia de rendencion.


Por ejemplo, nosotros ya no tenemos que guardar las ordenanzas de este verso, de acampar en nuestras tiendas, porque estamos bajo un nuevo pacto de circunstancias diferentes.


Sin embargo, si tenemos ordenanzas especificas de parte del Señor en el contexto de este nuevo pacto.


Estas ordenanzas son: celebrar la cena del Señor y el bautismo de los creyentes.


Son cosas que el Señor ordeno a su iglesia guardar. No obstante, tienen un tiempo de cumplimiento. Esto es, hasta que el Señor venga de nuevo. Posiblemente en su segunda venida El instituya nuevas ordenanzas.


Entender esto es de vital importancia para los creyentes hoy día.


Y la razón es porque el movimiento carismático y otras sectas evangélicas constantemente llevan a los creyentes a celebrar viejas ordenanzas que ya no están vigentes en el nuevo pacto. Y en contraste, descuidan mandamientos que si lo están. Como por ejemplo el cuarto mandamiento: guardar el día del Señor. Ese es un mandamiento perpetuo que aún el Señor guardó. ¿Por qué no habríamos de guardarlo nosotros?


No podemos descuidar las cosas eternas por guardar las cosas temporales y obsoletas.


Lo importante de la lección del día de hoy, es que sea que estemos de acuerdo o desacuerdo, que tengamos las circunstancias adecuadas o no, nuestro deber como discípulos de Cristo es obedecer a sus ordenanzas. En virtud de que, al igual que Israel, de ello depende nuestra felicidad.





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