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  • Foto del escritorPastor Manuel Sheran

¡HASTA CUANDO!



Éxo 8:9-10 Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río. (10) Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios.


Esta semana que hemos podido interactuar con el libro de Éxodo en nuestro plan de lectura bíblica, meditaba acerca faraón. En como vinieron las plagas a él y a todo Egipto y aun así fallo en obedecer a Dios. Aun cuando Moisés le presenta claramente la alternativa a sus problemas, el decide no hacer caso y mostrarse fuerte ante las demandas de Jehová Dios Todopoderoso.

Cuando uno tiene un malestar, uno desea que se vaya lo más pronto posible. No así faraón, está dispuesto a aguantar hasta donde ya no pueda con tal de no mostrarse impotente y débil delante del creador del universo.

Imagínense ¡tener ranas en su cama! Moisés le dice que si él quiere él puede orar a Jehová para que las quite solo que le indique cuando. Yo no sé usted. Pero yo hubiera pedido que en ese mismo momento las quite. Pero Faraón tiene la osadía y el mal gusto de dormir una noche más con las ranas en su cama con tal de no doblegar su voluntad. Hay que ser de cuero extra fuerte para aguantar eso.

Sin embargo, es fácil reconocerlo en faraón o en otros, pero cuán difícil es reconocerlo en nosotros. Preferimos andar una semana enojados unos con otros en lugar de rendirnos al Señor, ser humildes y buscar la reconciliación. Preferimos arreglar las cosas por nuestra propia fuerza que rendir nuestra voluntad al Señor y pedirle en humilde oración que el las arregle.

Por supuesto que el ejemplo de faraón es terrible. Pero es más terrible cuando las mismas actitudes ocurren en el pueblo de Dios, quienes con pleno conocimiento de los mandamientos deciden actuar obstinadamente contra Dios. Y en efecto más adelante en el relato del pueblo de Israel, al salir de Egipto peco contra Dios de la misma manera que faraón: endureciendo su corazón para obedecer a sus mandamientos.

El libro de hebreos nos recuerda:

Heb 3:15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

Si te encuentras hoy en una situación como la de faraón o el pueblo de Israel en el desierto, no endurezcas tu corazón. No te permitas dormir un día más con las ranas. Doblega tu orgullo y humíllate ante el Dios todopoderoso para que vengan para ti tiempos de refrigerio (Hch 3:19)

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