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LA INDIVIDUALIDAD CRISTIANA Y LA APARIENCIA DE PIEDAD




Pr. Manuel Sheran


2 Timoteo 3:5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.


Muchos cristianos en la actualidad han puesto de lado su individualidad para emular la forma de vestirse, de hablar y de actuar de grandes predicadores, tanto antiguos como contemporáneos.


Según estos cristianos, mientras más se parezcan a esos granes héroes de la fe, más espirituales serán.


Esto es un craso error. Porque, aunque es muy probable que estos hombres que admiran sean más espirituales que ellos, no lo son en base a su apariencia, sino en base a su estudio de la palabra de Dios y su experiencia en el ministerio, etc. El error está en el juicio que hacen basados en la apariencia externa solamente.


Nadie es más santo por lucir como puritano del siglo 17. Aunque admiremos la manera resuelta de estos hombres de alabar a Dios a pesar de todos los obstáculos de la época, no debemos olvidar que Dios nos ha llamado a ser como Cristo no como Charles Spurgeon o como Los Puritanos.


Dios nos hizo individuales y con personalidades diferentes. Claro hay reglas y limites bíblicos en cuanto a nuestra apariencia y nuestra manera de adorar a Dios en diferentes circunstancias, así como también para no pecar contra El y contra nuestro prójimo. Tampoco es que puedo hacer lo que yo quiera. No es eso lo que estoy tratando de comunicar.


Sino el hecho de que a pesar de que tenemos reglas y limites en la escritura, estas no desplazan nuestra individualidad como personas. Por lo tanto, no debemos ser dogmáticos en decir como luce, habla o se comporta un “Reformado”


Esto nos conducirá a juzgar impíamente y tener malas sospechas contra verdaderos hermanos en la fe, solo porque no se conforma a nuestro paradigma reformado. Y lo que es aun mas terrible, es que nos podría conducir a dañar su libertad de consciencia de haciéndolos pensar que están pecando contra Dios y nosotros, solo por no conformarse a nuestro mandamiento de hombre.


La Biblia advierte en contra de esto:


Colosenses 2:16 Por tanto, que nadie se constituya en juez de ustedes (nadie los juzgue) con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo.


Esto incluye también nuestra personalidad e individualidad cristiana.


Imponer un paradigma reformado seria volver a las obras supererogatorias de la ley que practicaban los fariseos. Pensando que somos mas santos o mas piadosos por lo que hacemos o como lucimos.


La piedad se guarda en el corazón, no en las obras externas. De nada nos sirve ser bonitos por fuera si nuestro corazón está más desarreglado de lo que lucimos externamente. A eso se refería Jesús cuando le dijo a los Fariseos: “Sepulcros Blanqueados” (Mat. 23:27)


Debemos dejar de tener apariencia de piedad para comenzar a ejercitarnos en la piedad. Porque la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera le recuerda Pablo a Timoteo. (1 Tim 4:8)


Dejar de tener apariencia de piedad comienza con ser sincero y transparente con Dios, con uno mismo y con nuestros hermanos. Acerca de cómo somos, que es lo que nos gusta, como nos sentimos más cómodos, etc. Y no debemos de avergonzarnos si eso no se conforma a como lucían los puritanos, los bautistas particulares, Charles Spurgeon o los pastores de tu circulo reformado.


Este tema de la individualidad de nuestra personalidad tiene que ver con el tema de la libertad cristiana. Nuestra confesión, La Segunda Confesión Bautista de Londres de 1689 dice en el Capitulo 21 numeral 3 acerca de la libertad cristiana y la libertad de consciencia:


Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana practican cualquier pecado o abrigan cualquier concupiscencia, al pervertir así el propósito principal de la gracia del evangelio para su propia destrucción, destruyen completamente, por tanto, el propósito de la libertad cristiana, que consiste en que, siendo librados de las manos de todos nuestros enemigos, sirvamos al Señor sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestra vida


En esencia el pensamiento detrás de este artículo es que Cristo nos liberó por su sacrificio de todo lo que nos ataba a los ritos de la ley y nos ha hecho participes de su gracia. Ahora en su gracia tenemos la libertad de servirle sin temor, en santidad y en justicia delante de él. De manera que cualquiera que quiera imponernos cosas que no están expresamente manifiestas en la palabra de Dios en cuanto a el estado espiritual de nuestra alma, dicha persona comete un gran pecado contra Dios y contra nosotros.


Así como también, cualquier persona que se ata de manera personal y voluntaria a los ritos externos de la ley, en este caso a elementos externos que atropellen su individualidad, tal persona esta retrocediendo en la libertad que le ha sido otorgada por Cristo. Es como si pudiendo salir de la cárcel, prefiera quedarse dentro de ella.


Pero y ¿que si en su libertad cristiana esta persona quiere hacer eso Quiere vestirse como puritano, y aparentar ser Charles Spurgeon? Ciertamente tiene la libertad para hacerlo. La verdadera pregunta en este caso sería: ¿Por qué o para que quiere hacerlo?

A menos que el objetivo sea hacer un cosplay, no creo que la respuesta a esta pregunta persiga objetivos piadosos.


Cualquier otra pretensión que viole nuestra libertad de cristiana, libertad de consciencia, individualidad y personalidad nos conducirá únicamente a tener una apariencia de piedad mas no a ejercitarnos en la verdadera piedad. Y aparentar ser algo que uno no es, se llama hipocresía.


Acerca de esta ultima el Señor advirtió a sus discípulos diciendo:


Lucas 12:1–2 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.


Guardémonos de la levadura de los fariseos. Abracemos a ser nosotros mismos, aunque no nos parezcamos a los puritanos, aceptemos que Dios nos creo con una personalidad muy individual con gustos y expresiones diferentes a ellos. Y dentro de la libertar cristiana que el gano para nosotros por su sangre, el nos permite expresarnos libremente en nuestra apariencia y comportamiento, siempre y cuando este no nos lleve a pecar en lo que Dios ha dicho que es pecado. Pero a pesar de nuestras diferencias, tengamos paz en que aun podemos estar unidos a Los Puritanos, a Charles Spurgeon y todos los demás por la misma fe que confesamos, el mismo bautismo que practicamos y el mismo Dios que eligió y nos salvó a todos los que verdaderamente hemos creído en El (Efe 4:5, 6)

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