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  • Foto del escritorPastor Manuel Sheran

LA PRACTICA DE PECADO



1 Jua 3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.


No todo el que peca, o comete actos de pecado es del diablo. Si así fuera, entonces todos los hombres seriamos del diablo ya que ningún hombre está sin pecado.


Los que en verdad son del diablo, dice Juan claramente aquí, son aquellos que hacen del pecado su práctica constante, y la razón de su vida. Es decir, aquel cuya vida es una serie continua de pecados. Los tales, en efecto, son del diablo.


No en cuanto al origen y sustancia, o por generación propia, como algunos han entendido literalmente las palabras. Pues todo ser humano fue creado por Dios y no por el diablo. Como creación somos de Dios. Pero aquellos que viven en esa constante practica de pecado son del diablo por imitar sus obras, por ser como él, y por lo tanto él es su padre y no Dios, pues viven haciendo sus deseos, viviendo continuamente en pecado, como él lo hace. Por consiguiente, están bajo su gobierno e influencia, para ser llevados cautivos por él a su voluntad, y de esta manera le pertenecen a él. Es por ello que tendrán también su parte y porción con él en el lago que arde con fuego y azufre.


Juan añade que la vida de estos hombres es parecida al diablo porque el diablo peca desde el principio. No desde su creación, porque fue hecho por Dios una criatura pura y santa. Sino desde el principio del mundo, por lo menos desde el principio de la creación del hombre.

Esto no solamente se refiere al primer registro de pecado en la escritura: rebelarse contra Dios mismo, y arrastrar con él a los demás ángeles apóstatas a la rebelión. Sino que también a la tentación del hombre, al inducirlo (después de que fue creado perfecto pero con voluntad maleable) a pecar contra Dios.


No sabemos realmente cuál fue su primer y particular pecado. Si fue orgullo o envidia, su no permanencia en la verdad, o una oposición a la verdad del Evangelio. El punto es que , después de ese primer pecado, ha estado pecando continuamente. Desde entonces: él "peca". Siempre está pecando, no hace otra cosa más que pecar. De modo que el que vive un curso de vida vicioso es como él, y manifiestamente de él.


Sin embargo, Juan no solamente acusa duramente el pecado al decir: “¡el que practica el pecado es del diablo!” Eso seria como ir al doctor para solo recibir un diagnóstico. Mas no la medicina. En su infinita gracia y misericordia, Dios nos brinda un hermoso remedio y consuelo contra el pecado en las palabras que inspiro a Juan. Este es:


Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.


De hecho, Juan menciona esto mucho de hacer su audaz declaración en el verso 8. En el verso 5 el manifiesta:


1 Juan 3:5 sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.


Esta hablando de Jesús. Jesús fue quien vino en una naturaleza humana, por eso se menciona como Hijo de Dios. Porque al encarnarse se sometió a la voluntad del Padre para ser ofrecido como sacrificio para el perdón de los pecados de todos aquellos que estaban viviendo en la práctica de él. Su muerte y su resurrección nos dio la potestad de romper las cadenas de la maldad del pecado que los mantenía cautivos como posesión del diablo. Nos dió así mismo la libertad de su poder y ahora podemos dejar de hacer las obras de quien otrora fuera nuestro padre el diablo para ser llamados hijos de Dios por medio de la reconciliación de Jesús y hacer así las obras de quien es ahora nuetro Padre celestial.


¡Gloria a su nombre por esta gloriosa medicina que nos libera de la práctica de pecado!


Confiemos en Jesús, en su sacrificio perfecto para nuestro perdón, arrepintámonos de nuestros pecamos y roguémosle que nos de una nueva vida en El que no este gobernada por la practica de pecado sino por la búsqueda constante de satisfacción en él.


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