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  • Foto del escritorPastor Manuel Sheran

LA SIMPLICIDAD DEL EVANGELIO


Rom 10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.


En mi corto tiempo de ministerio pastoral, he tenido el privilegio de aconsejar personalmente muchas personas (hombres, mujeres, jóvenes, niños) sobre sus necesidades espirituales. Las experiencias que permanecen en mi corazón y mente tienen una relación directa con este versículo.

Ayudar a las personas a encontrar una solución a su desesperada situación fuera de la fe en Jesucristo es difícil. Pero una gran recompensa les espera a aquellos que reconocen su condición a la luz del evangelio. No importa cuál sea su trasfondo: criminal, alcohólico, farisaico o lo que sea, están perdidos sin Cristo.

Cumplir con ese propósito es un gran paso hacia una conversión genuina, para aquellos que de hecho "invocaron el nombre del Señor" y son salvos.

Si está a su alcance ayudar a sus familiares, a sus vecinos o amigos, o incluso a un total desconocido, a ser alarmado lo suficiente sobre su bienestar como para invocar el nombre del Señor, usted ha hecho un gran avance en llevar a esa persona hacia una relación salvadora con Cristo.

A algunas personas les molesta la simplicidad del evangelio. En cambio, yo, estoy agradecido de que sea tan simple que cualquiera a quien Dios elige para salvar, pueda entender, creer y recibir. Y es gracias a esta simplicidad que podemos compartir este mensaje fácilmente. De manera que no tenemos excusa para no compartirlo. No podemos alegar que es difícil o complejo. Lo único que tenemos que hacer es compartir el mensaje. No es labor nuestra cambiar a las personas.

El Señor promete en este versículo de manera enfática: "Cualquiera que invoque el nombre del Señor será salvo". Al igual que el mensaje, nuestra responsabilidad es simple. Solo tenemos que creer y compartirlo. ¡Que el Señor nos ayude a hacerlo eficazmente!

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