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TRIUNFANTES EN CRISTO SIEMPRE




Pr. Manuel Sheran


2 Corintios 2:14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.


Anteriormente el apóstol hace la mención acerca de la puerta que le fue abierta en Troas para predicar el Evangelio con éxito. El recuerda las grandes y múltiples apariciones de Dios para él y sus compañeros en el ministerio al bendecir sus labores para la conversión de muchas almas. Esto le hace prorrumpir en acción de gracias a Dios porque siempre nos hace triunfar en Cristo.


Este triunfo es sumamente sorprendente y digno de alabanza por dos razones:


En primer lugar, poque no solo es un hecho aislado de una vez en la vida, sino que es siempre. Así lo expone Pablo.


Y en segundo lugar, porque este triunfo es hecho a través de nosotros en Cristo.


Cristo nos ha conquistado por su gracia, y se ha servido de nosotros como instrumentos para la conversión de los pecadores. Así como triunfó primero sobre nosotros, habiéndonos sometido a si mismo dominando nuestros corazones con las flechas agudas y poderosas de su palabra. Así también el poder de su palabra es usado para triunfar tanto sobre los que serán salvos como los que se perderán dice el siguiente verso (2:15)


Aquí estamos hablando no solamente del triunfo de la fe. Algo común entre los apóstoles y otros creyentes. Si fuera así no enfatizaría tanto en ello el Apóstol Pablo. En virtud de que es algo que ya tenemos a través de Cristo, por su justicia, muerte, resurrección, ascensión, sesión a la diestra de Dios e intercesión. Esta es la obra que Dios hace. Por tanto es a Él a quien hay que dar gracias por ello. No es algo en lo que nosotros podamos jactarnos.


La razón por la que el Apóstol Pablo enfatiza este triunfo entonces es porque es también un triunfo propio de los ministros del Evangelio. Pues están hechos para triunfar sobre los hombres y los demonios, sobre el mundo, los reproches, las persecuciones, sobre los malvados, haciéndolos silenciar, tapando la boca de los contradictores, refutando a los falsos maestros y conservando puro el Evangelio, a pesar de toda oposición. Y haciéndose útiles para convertir a muchas almas de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios por medio de Cristo.


Dondequiera que los ministros de Cristo son llamados a trabajar, y dondequiera que ellos predican pura y poderosamente el Evangelio, prevalece el bien de Jehová y El les hace triunfar sobre el infierno y la tierra, sobre el pecado, sobre Satanás y el mundo.


Pero tales ministros, en ningún momento deben conformarse a pensar que el triunfo es de ellos solamente. No hay triunfo sino es de Dios. Así que por cada victoria se debe dar gracias a Dios. Porque él es quien los hace triunfar. De lo contrario nunca serían capaces de hacerlo. Basta con considerarse a sí mismos. Esto los llevara a poder ver fácilmente lo pobres y débiles instrumentos que son. Ellos no representan ningún tipo de oposición a las tinieblas por sí mismos. No pueden obrar ninguna clase de obra maravillosa que les permita triunfar separados de Cristo. Esto es algo que no deben olvidar jamás: Que ese triunfo es en Cristo Jesús solamente. Es por la victoria que Él ha obtenido; es por su fuerza, es en su nombre, por causa de él y por causa de su gloria (que es el motivo de lucha siempre.)


No obstante, el medio por el cual pueden triunfar es por la predicación de la cruz. Aun encontrándose en medio de las mayores presiones y aflicciones.


Otra razón por la que se debe dar gracias a Dios dice el apóstol, es el hecho de que El ha manifestado (dado a conocer) el olor de su conocimiento por medio de nosotros en todo lugar.


Por "su conocimiento" se refiere, ya sea el conocimiento de Dios, que hace triunfar a los ministros del Evangelio, o el conocimiento de Cristo, en quien triunfan. O más bien de ambos, del conocimiento de Dios en Cristo que nos ha otorgado el Evangelio. Siendo esta el medio para adquirir de dicho conocimiento.


Es el evangelio el que contiene este "olor" de Dios, el cual denota la aceptabilidad de El para las almas sensibles, el buen nombre, la fama y el crédito que Cristo tiene por la fiel ministración de su palabra. Esta es una clara alusión a Cantar de los Cantares 1:3:


Cantares 1:3 A más del olor de tus suaves ungüentos, Tu nombre es como ungüento derramado; Por eso las doncellas te aman.


Ahora bien, el hecho que Pablo diga que Dios manifiesta esto, es porque antes estaba escondido. ¿Dónde y de quién? Escondido en él mismo, y para los hijos de los hombres. Era como una caja de ungüento cerrada, pero ahora ha sido abierta por la predicación de la palabra, y que una vez abierta difunde su olor fragante. Por esa razón dice que lo hace manifiesto "por nosotros": los ministros del Evangelio, que abiertamente, con denuedo y fielmente lo predican. Y "por la manifestación de la verdad"; difunden esta fragancia "en todos los lugares", donde llegan o llegaran pues su comisión es amplia ya que dice: “ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura.”



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