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  • Foto del escritorPastor Manuel Sheran

La Fe De Los Demonios



Stg 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.


Santiago no se anduvo con rodeos para enseñar la verdad. Quizá porque sabía las graves y eternas consecuencias de rechazar el evangelio de la gracia o de la fe en la obra terminada de Cristo. De hecho, los engaños satánicos increíbles, que distorsionaron la verdad de la salvación bíblica, comenzaron a inundar la Iglesia en sus primeros días y han continuado, sin cesar, hasta estos últimos tiempos.


Una mentira que sigue siendo perpetrada es que hay muchas personas que aceptan a Jesús histórico, que vivió en la tierra y fue crucificado en una cruz, pero no confían en Él como Salvador. Saber acerca de Él no equivale a ser salvo. A menos que la comprensión intelectual se mezcle con la fe salvadora que (como Santiago enseña en el resto del capítulo) se manifiesta en obras.


Hay muchos que tratan de aplicar las enseñanzas de Jesús en sus vidas porque lo reconocen como un hombre bueno y ético. Sin embargo, rechazan su oferta de salvación gratuita.


En este versículo, Santiago se refiere específicamente a la creencia de que Dios es Uno. De hecho, la Biblia enseña claramente que el Señor nuestro Dios es Uno, y creer en Un Dios, en lugar de muchos dioses falsos, es vital para la salvación.


Hay muchos que profesan la fe en un solo Dios. Esta es una enseñanza que no solo domina el cristianismo, sino también, el judaísmo, el islam y otros grupos religiosos y ciertas sectas. Pero como Santiago señala: usted cree que Dios es uno, y lo hace bien! Los demonios también creen y se estremecen. Efectivamente, incluso los ángeles caídos y los demonios perversos, creen en la existencia de Dios. Pero tiemblan ante el juicio venidero y el castigo final, que saben que les espera. No obstante, su fe no les sirve de nada porque ya están condenados en su maldad.


Santiago ilustra la fe muerte a través de la fe de los demonios. Al mismo tiempo que es una útil ilustración es también una dura amonestación para nosotros. Para que nos demos cuenta que muchas veces la fe de algunas personas es como la de los demonios. En que no pasa de ser una creencia racional que nunca baja al corazón para motivarles hacia obras de justicia como el arrepentimiento y la consagración. Cuando nuestra fe en Dios no pasa de ser un lindo pensamiento en nuestra cabeza sin una manifestación externa, nuestra fe no es otra cosa más que fe muerta, la misma fe que tienen los demonios.

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